Ciclo de vida del almendro: un ciclo sin fin

Hoy en día, la almendra es un ingrediente fundamental en la dieta mediterránea, arraigado en la tradición y la gastronomía española. En Bioterra, llevamos más de 30 años como productores de almendras, y toda esta experiencia se refleja en la calidad de nuestra almendra, que cuidamos desde su cultivo hasta que llega a vuestras casas. 

Cultivar almendras requiere pasar por un proceso cuidadoso, un compromiso a largo plazo desde que se pone la primera semilla hasta que se cultivan los frutos. El terreno, los diferentes tipos de cultivos, los cuidados, la climatología, y otro muchos factores son de vital importancia en el ciclo de vida y de producción de estos árboles.

El ciclo anual de las almendras tiene múltiples etapas y una belleza natural y única. Los árboles suelen producir durante 25 años y comienzan a dar frutos tres años después de ser plantados.

El ciclo de la almendra inicia en invierno, cuando los almendros entran en un periodo de latencia o reposo.

¿Qué pasa durante el invierno?

De noviembre a enero los almendros se encuentran en periodo de reposo. Los árboles pierden sus hojas y disminuye su actividad natural. En esta etapa de descanso invernal los cuidados son claves para garantizar una cosecha exitosa y de gran calidad.

Al final de este periodo, los almendros comienzan a prepararse para la floración y sus ramas se hinchan.

Y cuándo llega la primavera, ¿qué ocurre?

El almendro es uno de los árboles frutales que florecen más temprano. El período de floración de los almendros comienza alrededor de febrero y suele concluir en marzo, dependiendo de la variedad, ya sea más tardía o más temprana. Sus brotes se convierten en hermosas flores blancas y rosadas, todo un espectáculo natural digno de ver.

La mayoría de los almendros no se polinizan solos, existen variedades que son autofértiles, y otras que necesitan la acción de insectos como las abejas para su fecundación. Durante la floración, las abejas buscan polen y néctar en las flores para alimentarse, polinizando los almendros a su paso de árbol en árbol.

La flor fecundada da origen al fruto, que aumenta su tamaño durante los meses siguientes hasta su maduración. Factores como el agua, las plagas, las enfermedades y el clima pueden afectar el desarrollo adecuado del fruto.

 

Cada almendra que comes, existe gracias a que una abeja poliniza una flor de almendro.

Una vez fecundada la flor empieza la maduración.

De abril a junio, las almendras maduran y crecen hasta alcanzar su tamaño completo, mientras la cáscara que les rodea se endurece.
Al igual que la floración, el tiempo de maduración depende del tipo y variedad del almendro.
En julio, la corteza exterior de la almendra se abre para exponer la cáscara. Antes de la cosecha, la cáscara exterior adquiere un tono amarillento y se abre por completo.
Cuando la cáscara exterior se abre, indica que el fruto ha llegado a su madurez y llega, por tanto, el momento de la cosecha, que generalmente se lleva a cabo entre agosto y septiembre.

Y por fin llega el momento más esperado… la recolección

Normalmente desde el mes de agosto hasta septiembre es la época de recogida de las almendras. El momento de recolección varía dependiendo de la variedad de la almendra y el clima de cada zona. Son las propias almendras, como hemos dicho anteriormente, las que nos indican el momento de la recogida.
Este proceso puede realizarse manualmente o con maquinaria especializada, que sacude los árboles para que las almendras caigan al recolector, donde son recogidas y llevadas a instalaciones de procesamiento.
Aquí entra en juego el importantísimo papel del nuestro equipo de calidad de nuevo que se encarga de controlar que éstas estén en condiciones óptimas para pasar a la siguiente fase del proceso.

Procesado y vuelta a empezar

Tras la recolección, el producto debe ser acondicionado. Se secan y se retiran las cáscaras para obtener el fruto o los productos derivados de la almendras como harina de almendra, granillo de almendra, palitos, láminas, mitades, etc.
Después, empaquetamos las diversas variedades de almendra en distintos envases dependiendo de las necesidades de nuestros clientes. Y ya estarían listas para poder disfrutarlas.


En Bioterra, nos enorgullece seguir métodos sostenibles y respetuosos con el medio ambiente, garantizando que cada almendra que llega a su mesa ha sido cultivada con el mayor cuidado y dedicación. Apostamos por la innovación sin perder de vista nuestras raíces, combinando técnicas tradicionales con las últimas tecnologías agrícolas para ofrecer un producto que no solo es delicioso, sino también responsable.

La almendra no solo es un alimento nutritivo y versátil, sino también un símbolo de nuestra herencia agrícola y un compromiso con la calidad y la sostenibilidad.

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