Como viene ocurriendo en los últimos años, las suaves temperaturas del final del invierno propician un adelanto de la floración que hace que las almendras tengan ya un buen tamaño y el desarrollo sea óptimo. Hasta el momento, en este año la meteorología ha sido adecuada , lo que ha permitido que la lluvia caída en los últimos meses propicie el buen estado actual de los almendros.
No obstante, la situación, como señalan los propios agricultores, difiere en función de las zonas, ya que hay comarcas en las que no ha llovido lo suficiente o donde todavía pueden darse casos en los que la meteorología no acompaña, con episodios de granizo o bajadas drásticas de temperatura que dificultan la floración óptima del cultivo. Sin embargo, estos son solo casos extremos o supuestos a tener en cuenta en casos hipotéticos. No debemos olvidar que durante estos meses, el consumo y demanda de frutos secos, en especial el del almendro, se ha disparado en todo el país. Esto, unido al aumento de la superficie y producción que mencionamos en nuestra anterior entrada, es un indicador de que, en general, las previsiones siguen siendo buenas, con una mayor productividad, calidad y volumen de cosecha con respecto al año pasado.
De este modo, aunque es pronto para hablar de previsiones en la cosecha del almendro debido a que las condiciones meteorológicas pueden variar, las expectativas hacen pensar que las producciones sean razonables y que este año se registre una mayor producción, principalmente debido a que a que hay más superficie de almendros en la región.