Siempre comprometidos con la investigación y el desarrollo, desde Bioterra damos un paso más en el campo de la innovación para fortalecer nuestro compromiso medioambiental. Para ello, a través de la Cámara de Comercio de Badajoz, recientemente hemos firmado un acuerdo de colaboración para promover la puesta en marcha de un proyecto de economía circular.
Dentro del acuerdo está previsto que cedamos la cáscara de almendra al Instituto Tecnológico de Rocas Ornamentales y Materiales de Construcción (INTROMAC) con el objetivo de que analizar las propiedades de reutilización de este subproducto o residuo. Todo ello teniendo en cuenta que este material puede ser posteriormente utilizado como recurso en otro tipo de procesos productivos.
En este proyecto, gestionado a través de la Cámara de Comercio y tramitado por la empresa 360 Soluciones Cambio Climático, en el campo de la ingeniería ambiental, participa la empresa ESTUMARK, interesada en la fabricación de los materiales resultantes, así como una autónoma, como es María Pía Sánchez Fernández. Cabe destacar que de la cáscara de la almendra pueden obtenerse materiales tales como conglomerado y otros muchos relacionados con menaje del hogar o la paquetería.
En el caso de ESTUMARK, con sede en Los Santos de Maimona, se trata de una sociedad de estuchería que tiene por bandera el ecodiseño y la optimización de un sistema productivo respetuoso con el medio ambiente, implementando en sus envases aquellas materias que favorecen el fortalecimiento de la economía circular.
Esta iniciativa, dotada con fondos europeos, se enmarca en el proyecto global Interreg Sudoe CEMOWAS 2. Se trata de un programa de economía circular consistente en convertir los residuos en recursos. Para Bioterra, el beneficio esperado de esta colaboración es el de favorecer la reutilización, más allá de la valorización energética de un residuo como la cáscara de almendra. De esta forma contribuimos a mitigar el cambio climático y forjamos una simbiosis industrial en una determinada zona geográfica.
Del mismo modo, en el caso de que la fabricación de este nuevo producto pueda llevarse a cabo, se trataría de una fuente de nuevos puestos de trabajo, lo que también repercutiría en el desarrollo del tejido socioeconómico de nuestra zona de influencia. Un ejemplo de que las sinergias, ya sean productivas o de investigación y desarrollo, son el camino para resultar más competitivos en el mercado.