Reciclaje de los residuos de almendras
Las almendras son un producto cada vez más demandado y por eso son millones de kilos de residuos de cáscaras las que se generan anualmente, de ahí la importancia de reutilizarlos y darles una nueva vida. Desde Bioterra, para celebrar el Día Mundial del Reciclaje, os contamos algunos de los principales usos de las cáscaras y la piel de las almendras.
La importancia de reciclar las cáscaras de almendras
La almendra es un fruto cada vez más demandado y por lo tanto, son ingentes las toneladas de residuos que genera. Es por esto que es fundamental darle una segunda vida, especialmente teniendo en cuenta que tiene cualidades de sobra para muchos fines como veremos a continuación.
Por cada kilogramo de almendras peladas producidas se producen dos de cáscaras. Como dato que aporte una pincelada de la cantidad de residuos que se generan anualmente, en 2017 sólo en California se produjeron unos 5,2 millones de toneladas de cáscaras. Esto se debe no sólo al consumo del fruto seco como snack, sino también en gran medida al auge de bebidas vegetales como la de almendra.
Tradicionalmente se ha usado para la alimentación de animales pero actualmente se generan más residuos de los que la cría animal puede absorber, de ahí que se estén desarrollando nuevos usos y formas de reciclaje como las que pasamos a contar en este post.
Bioplástico
Una de las propuestas más novedosas para la reutilización de las cáscaras de almendras es el bioplástico. Ya se trabaja en la creación de platos y cubiertos reciclables y biodegradablesa partir del polvo de triturado de cáscaras de almendras.
Además, la cáscara de almendras sirve también para reforzar el plástico reciclado tradicional: El plástico reciclado carece de ciertos componentes estructurales, como la rigidez y la resistencia al calor del plástico nuevo y la integración con polvo de cáscara de almendra podría resolver este problema.
Combustible renovable
La cáscara de almendras es un material perfecto para usarlo como combustible renovable o pellet mejorado para calderas y estufas tanto industriales como domésticas. Esto es debido a sus óptimas condiciones de combustión, ya que no emite apenas componentes sulfurados y nitrogenados ni partículas sólidas.
Es importante señalar que hay que utilizar la superficie dura del fruto, una vez que se ha desprendido la corteza verde que la envuelve.
Usada como biomasa, la cáscara de almendra tiene un alto poder calorífico, el rendimiento puede llegar a superar al pellet tradicional y al hueso de aceituna.
Además se trata de un combustible muy limpio porque tiene un bajo contenido en elementos perjudiciales como cenizas, cloro y azufre. La biomasa no produce mal olor y las cenizas residuales que genera son mínimas. Además, estas cenizas se pueden utilizar para abonar las plantas que tengamos en casa.
Abono tradicional y fungicida para árboles de aguacate
La cáscara y piel de almendra es al fin y al cabo un residuo orgánico y como tal, se puede usar con abono. En el caso concreto de este fruto hay que destacar su alto contenido en potasio, por lo que enriquece el suelo.
Para usarlo, es importante convertirla en polvo o compostarla para su mejor funcionamiento, como la mayoría de los residuos orgánicos.
Pero más allá de esta reutilización tradicional, nuevas investigaciones han demostrado su utilidad no sólo como fertilizante sino como fungicida para los árboles de aguacate, un fruto que al igual que la almendra, es cada vez más demandado.
Así, investigadores del Departamento de Microbiología de la Universidad de Málaga y del Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea ‘La Mayora’ (centro mixto de la Universidad de Málaga y el CSIC) han demostrado los efectos protectores de la cáscara de almendras compostada frente al hongo que pudre la raíz de los árboles de aguacate.
Este material modifica las comunidades de microbios del suelo y favorece el desarrollo de bacterias implicadas en la producción de antifúngicos, es decir, de sustancias que inhiben o retrasan el crecimiento del hongo.
La cáscara de almendra es una enmienda orgánica, es decir, sus efectos son como los del estiércol, pero es de origen vegetal, en lugar de animal. Su función es acondicionar el suelo. Por ejemplo, equilibra la cantidad de agua o proporciona aireación, nutrientes y microorganismos que pueden tener un efecto beneficioso para la planta.
Para usar esta materia como abono hay que compostarla, es decir, someterla a un proceso de descomposición y degradación a través de los propios microorganismos que la integran. Esto es necesario porque la cáscara de almendra no se puede usar en fresco porque es muy reactiva y tendría consecuencias negativas en el suelo como la disminución de oxígeno.
En esta actividad de compostaje participa un grupo de hongos que se aprovechan de la cáscara de almendra para crecer. “La enmienda orgánica modifica el suelo que hay debajo. Esto es, aparecen poblaciones específicas de microorganismos que se desarrollan mejor en este ambiente modificado. Entre ellas, estos hongos que degradan la cáscara“, explica el investigador responsable de este proyecto, Francisco Cazorla, de la Universidad de Málaga.
Elaboración de juguetes
Como ya hemos comentado, las cáscaras de almendras sirven para reforzar el plástico reciclado y aportarle cualidades. Con esta premisa, el Instituto Tecnológico del Juguete (AIJU), en colaboración con Obras Sociales de Caja Mediterráneo, ha desarrollado un proyecto que incorpora cáscara de almendra a material plástico para la fabricación de juguetes. El fin es aumentar las características biodegradables de los artículos fabricados y a la vez proporcionar nuevos usos a residuos naturales producidos en cultivos mediterráneos, como es en este caso la cáscara de este fruto.
Estos refuerzos naturales aseguran el reciclaje, ya que se descomponen fácilmente sin presentar ningún tipo de residuo tóxico. También pueden ser eliminados por procesos de biodegradación.
Además, para este sector es importante que los productos obtenidos con este material tengan un buen aspecto visual porque se parece a la madera, pero con la ventaja de que a diferencia de ésta, los materiales compuestos de almendra se pueden transformar como plásticos. Esto da una flexibilidad de diseño y una rapidez de fabricación importante, lo que contribuye a que las empresas no tengan que cambiar sus líneas de producción ni los materiales que usan hasta el momento.
Si bien esta investigación se ha realizado en el marco del sector de la juguetería, las aplicaciones del producto final se pueden aplicar a gran cantidad de sectores productivos como la construcción, la construcción de automóviles, de objetos decorativos, parques infantiles, etc.
M. Soledad Rojo cabellos
Me gusta mucho lo que e leído, en casa reciclo todo, la materia orgánica para el huerto y otras plantas, lo demás a sus contenedores respectivos.
Adrián
Muchas gracias por tu comentario M. Soledad. En Bioterra intentamos que incluso los residuos se puedan aprovechar y se valoricen para otras aplicaciones.