Tal y como hemos comentado en diversas ocasiones, la agricultura ecológica, que tiene como razón de ser la optimización de los recursos naturales sin utilizar productos químicos de síntesis, permite obtener alimentos orgánicos carentes de residuos al mismo tiempo que ayuda a conservar el medio natural. Toda una apuesta por la sostenibilidad sin renunciar a otros conceptos como la calidad del producto y la rentabilidad de las diferentes explotaciones, como es la de la almendra ecológica.
Precisamente, la conservación de la fertilidad de la tierra es una de las señas de identidad de este tipo de modelo productivo, pues el fertilizante ecológico, en lugar de alterar el equilibrio natural, aumenta la cantidad de microorganismos y materia orgánica existente en el terreno y en consecuencia favorece la absorción de nutrientes por parte de la planta, mejorando de esta forma la estructura de un suelo que, a la postre, tendrá más capacidad para retener agua sin encharcamientos y para facilitar la aireación de las raíces, con sus consiguientes beneficios.
Uno de los temas de debate en los últimos años ha sido el de la efectividad. Si bien los productos químicos convencionales en ocasiones sirven para resolver problemas puntuales y coyunturales bajo un escenario cortoplacista, lo cierto es que tanto el fertilizante como los fitosanitarios naturales forman parte de una estrategia de cultivo más efectiva a medio y largo plazo, teniendo en cuenta que un uso prolongado de químicos desemboca en otro tipo de problemas en las superficies de cultivo. Los abonos ecológicos, que pueden ser utilizados en cualquier explotación, suponen, en la práctica, una apuesta a ‘caballo ganador’.
En el caso del almendro, existen diferentes posibilidades de fertilización y control de plagas y enfermedades dependiendo de la variedad y la zona geográfica donde se ubique la plantación. Desde compuestos en los que encontramos de forma natural microelementos como magnesio, hierro, calcio o zinc hasta otros que favorecen el crecimiento y refuerzan las estructuras celulares de la planta.
Del mismo modo, también existen bioactivadores ecológicos de aplicación foliar, encargados en este caso de aportar los nutrientes necesarios para conseguir una óptima cosecha. Tampoco hay que perder de vista la materia orgánica, que es la encargada de garantizar una cantidad de nutrientes equilibrada y extendida en el tiempo, a la vez que es capaz de mejorar las condiciones del suelo.
El auge mundial de la almendra está cambiando en los últimos tiempos el paisaje de buena parte de nuestros territorios y es algo que en Bioterra hemos sabido aprovechar con un producto de primera calidad.