En reiteradas ocasiones hemos hecho referencia a las grandes ventajas que se derivan del consumo biológico. Pero este sector se caracteriza a su vez por tener una importante capacidad empresarial. Además, en nuestra región este aspecto se convierte en un elemento fundamental por la repercusión positiva que tiene en el entramado económico.
Actualmente, unas pocas compañías controlan la alimentación mundial. Con la agricultura Bio se fomentan la desaparición de oligopolios y la proliferación de pymes, lo que repercute en un mejor y más equitativo reparto de la riqueza. Al mismo tiempo, surgen oportunidades muy competitivas.
De acuerdo con el Reglamento Europeo 834/2007, se garantiza una trazabilidad óptima. El cumplimiento de las directrices comunitarias favorece y refuerza la imagen empresarial.
Asimismo, la ausencia de productos químicos beneficia la salud de los trabajadores que a diario trabajan en los cultivos y reduce significativamente las incapacidades laborales.